Abogan por "una Iglesia de comunión que incluya más a los laicos, para que su contribución apoye la obra eclesial" frente al secularismo y la "vertiginosa proliferación de iglesias pentecostales"
Reconocen que "los sacerdotes no siempre pueden ofrecer todas las respuestas"
Parecía un 'tabú', pero lo cierto es que los dos temas que más polémica auguraban antes del Sínodo, especialmente entre los rigoristas (curas casados y ordenación ministerial para mujeres) ya han aparecido, con total normalidad, durante las primeras sesiones del Sínodo para la Amazonía. Sin escándalo para nadie. Como si el tema ya estuviese maduro. O casi.
Uno de los debates intraeclesiales que más preocupan en el Sínodo -además de los temas relacionados con el medio ambiente o el cuidado de la Casa Común- es el de los "ministerios ordenados". En este sentido, los sinodales propusieron formalmente "pensar la posibilidad de una ordenación diaconal para mujeres".
Comisión para el diaconado
En este punto, el Sínodo planteó "una mayor valoración de la vida consagrada, pero también una fuerte promoción de las vocaciones indígenas", así como la posibilidad de "elegir ministros autorizados para celebrar la Eucaristía o para ordenar diáconos permanentes que, en equipo, acompañados por pastores, puedan administrar los sacramentos". En la práctica, una puerta abierta a los 'viri probati' o a un ministerio regulado para laicos, independientemente de su condición sexual.
En lo tocante a la formación de estos ministerios, el debate giró en torno a tres niveles: "una formación capilar a nivel parroquial, con lectura y meditación de la Palabra de Dios; una formación intensiva a tiempo completo, destinada a los animadores y animadoras de las comunidades, y una formación teológica sistemática para los candidatos a los ministerios ordenados y para los hombres y mujeres que deseen comprometerse en ministerios laicos".
Consultar y escuchar la voz del laicado
En este sentido, el Sínodo también reflexionó sobre la importancia de "una Iglesia de comunión que incluya más a los laicos, para que su contribución apoye la obra eclesial". La complejidad de la vida contemporánea, de hecho, "requiere habilidades y conocimientos específicos a los que los sacerdotes no siempre pueden ofrecer todas las respuestas", constataron los padres sinodales, quienes pidieron "consultar y escuchar más la voz del laicado" frente a "los numerosos desafíos de la actualidad", como "el secularismo, la indiferencia religiosa y la vertiginosa proliferación de iglesias pentecostales".
Es necesario pasar de una "pastoral de visita" a una "pastoral de presencia", mirando también a los nuevos carismas que se manifiestan en los movimientos laicales, cuyas potencialidades deben ser reconocidas y profundizadas", añade el Sínodo, que no obstante reitera que "el celibato es un gran don del Espíritu para la Iglesia".
Pros y contras de los 'viri probati'
Es necesario pasar de una "pastoral de visita" a una "pastoral de presencia", mirando también a los nuevos carismas que se manifiestan en los movimientos laicales, cuyas potencialidades deben ser reconocidas y profundizadas", añade el Sínodo, que no obstante reitera que "el celibato es un gran don del Espíritu para la Iglesia".
Pros y contras de los 'viri probati'
Pese a todo, "algunos Padres sinodales pidieron que se piense en la consagración sacerdotal de algunos hombres casados, los llamados "viri probati", valorando después en el tiempo la validez o no de esta experiencia".
Para otros, sin embargo, dicha propuesta "podría llevar al sacerdote a ser un simple oficial de la Misa y no, en cambio, un pastor de las comunidades, un maestro de vida cristiana, una presencia concreta de la cercanía de Cristo".
Para otros, sin embargo, dicha propuesta "podría llevar al sacerdote a ser un simple oficial de la Misa y no, en cambio, un pastor de las comunidades, un maestro de vida cristiana, una presencia concreta de la cercanía de Cristo".