martes, 17 de agosto de 2021

Propuesta de laicos "párrocos" es luterana y no católica, dice experto

El P. Donato Jiménez, experto teólogo, criticó la propuesta del Arzobispo de Lima (Perú), Mons. Carlos Castillo, de poner a laicos como párrocos, y dijo que se parece a la “rebelión ‘a lo Lutero’”.

Así lo indicó el también profesor emérito de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima en una carta abierta dirigida a Mons. Castillo, tras la propuesta del Arzobispo de que “familias, o parejas, o grupos de esposos o de personas mayores laicas asuman parroquias”.

Mons. Castillo hizo esta afirmación el 21 de julio durante una conferencia transmitida por las redes sociales del Arzobispado de Lima, en la que reconoció que si bien estas medidas “no están permitidas” por la Iglesia, “es mejor mandar a los curas a estudiar un poco”.

El Prelado también aseguró que está pidiendo permiso al Vaticano para implementar sus planes sobre el cambio que desea para las parroquias en la capital peruana.

Al respecto, el P. Jiménez escribió: “Reformemos la Iglesia. ¡Sí, claro! Fue ya grito de los fieles de los primeros siglos: ‘Ecclesia semper reformanda’. Pero la reforma comienza por uno mismo y es desde dentro, a la luz de lo que con sus palabras nos quiere decir el Señor. Solo así podrán acoplarse, reformados, los demás”.

“Y del siglo II es la tremenda pero verdadera frase: ‘Ecclesia, casta meretrix’. Ahí están los grandes, los verdaderos reformadores de la Iglesia: Santa Teresa, San Juan de la Cruz, San Ignacio, San Felipe Neri, Santo Tomás de Villanueva y mil, sí, mil más en cada época”, continuó.

“Hacer la rebelión ‘a lo Lutero’, o como los obispos y curas alemanes que han apostatado este año, es volver a rifarse la túnica inconsútil de Jesús (símbolo de la Iglesia), que no les puede tapar la ambición o la desnudez de sus egoísmos e impiedad”, subrayó el sacerdote que es miembro de la Enciclopedia Católica.

El experto teólogo recordó que las normas “De las parroquias, párrocos y vicarios parroquiales” están en los cánones que van del 515 al 552 del Código de Derecho Canónico (CIC).

Estas indican que “la parroquia es una comunidad de fieles constituida de modo estable en la Iglesia particular, cuya cura pastoral, bajo la autoridad del Obispo, se encomienda al párroco, como su pastor propio” y que “para que alguien pueda ser designado párroco válidamente debe haber recibido el orden sagrado del presbiterado”.

El P. Jiménez precisó luego que “solo de forma excepcional ‘por escasez de sacerdotes’, las leyes de la Iglesia permiten que el Obispo encomiende ‘la cura pastoral de la parroquia a un diácono o a otra persona que no tiene el carácter sacerdotal’”.

“Pero incluso en esos casos, el CIC establece que el Obispo debe designar ‘a un sacerdote que, dotado de las potestades propias, dirija la actividad pastoral’”, prosiguió.

El sacerdote cuestionó al Arzobispo de Lima: “Si estas normas y previsiones le parecen que ‘se oponen’ a sus planes o pretensiones, ¿no será que es usted quien se opone al mejor ordenamiento de que ha gozado la Iglesia (aun con sus imperfecciones) hasta llegar usted a ser ordenado?”.


El sacerdote es insustituible como párroco

“Muy bien nos parece a todos que los laicos colaboren y se encarguen de tareas en la parroquia directa o indirectamente, y en tanto en cuanto, es deber de todo cristiano, pero el sacerdote nunca puede ser reemplazado por los laicos, por la sencilla razón de que son dos modos distintos y complementarios de vocación, de servicio y de entrega”, destacó el experto.

“Si a cada modo le falta el otro, no se cumple la tan importante parte complementaria, cada una en su campo”, agregó.

“El sacerdote es el pastor y servidor propio, ordinario y apropiado, en obediencia a su obispo, para atender en lo posible a todas las necesidades espirituales, y muchas materiales de los feligreses”, subrayó.

El P. Jiménez explicó también que “la confección y administración de los sacramentos corresponde de suyo al sacerdote párroco y a sus coadjutores. La mayoría de los sacramentos, solo los puede administrar el sacerdote”.

“Los grupos de laicos –continuó– no son el sujeto justamente propio para llevar, administrar y alimentar sacramental y espiritualmente una parroquia, si no es en circunstancias de carencia absoluta de sacerdotes, o lamentablemente, de persecución o destierro de los sacerdotes”, como sucedió en Japón, China, Corea, Vietnam o Laos, entre otros.

“Sin restar lo más mínimo a la preciosa labor que muchos laicos siguen haciendo, la presencia del sacerdote, del párroco, no solo es imprescindible, sino de todo punto, insustituible”, aseguró.

De ese modo, advirtió el sacerdote, “pretender poner laicos en ‘sustitución’ de párrocos, no es sustituir, es privar a los fieles de la persona esencial para confeccionar y administrar los sacramentos de vida para su vida”.

Sobre la afirmación de Mons. Castillo respecto a que “es mejor mandar a los curas a estudiar un poco”, el P. Jiménez opinó que es “mejor que los seminaristas estén más años (10 o 12 años, mínimo) en el seminario, recibiendo debidamente su necesarísimo tiempo de formación (hoy más que nunca)”.

“Tendríamos entonces, sacerdotes competentes, preparados, de espíritu eclesial, sacerdotal, cultos, al menos en lo suyo y, por tanto, párrocos idóneos para formar y hacer progresar en la vida cristiana a su grey”.

El experto indicó que ha visto sacerdotes que “más bien parecen una ‘florida’ colección de carencias que dan vergüenza ajena. Y esto es ‘culpa de los tiempos’, sí: de los tiempos pocos y flojos que los seminaristas están en los seminarios. Y parecen más de la calle con toda su frivolidad, para decirlo con suavidad”.

En relación a lo dicho por el Arzobispo de Lima sobre que “hay que pensar formas más igualitarias, más cercanas”, el P. Jiménez cuestionó: “¿No será (y otra vez por babélica confusión), por olvido, desconocimiento o inconsciencia, un volver a repetir lo que dice la frase textual de un muy respetado teólogo, al referirse a los increíbles desmanes del posconcilio: ‘que se dieron todos los abusos posibles?’”.

Fuente: ACI Prensa