Pero lo más bello, era que San José no se reducía a su papel de proveedor, sino que junto a María, educó a Jesús, lo acompañó en todas sus misiones, lo apoyó, lo crió, lo amó.
El Papa Juan Pablo II se refirió a San José con la siguientes palabras: “La extremada discreción con que José desempeñó el papel confiado por Dios subraya aún más su fe, que consistió en ponerse siempre a la escucha del Señor, tratando de comprender su voluntad, para obedecerla con todo el corazón y con todas sus fuerzas.
Por este motivo, el Evangelio lo define como hombre «justo» (Mateo 1, 19). El justo, de hecho, es una persona que reza, vive de fe, y trata de hacer el bien en toda circunstancia concreta de la vida.”
“De allí que en este mes que tanto se aprovecha para hablar de los padres, de festejarles y darles el reconocimiento que se merecen, ya sea por su fortaleza, por su lucha constante para llevar el sustento o por cualquier otro motivo, será necesario tomar el ejemplo Santo de José, el carpintero, el esposo de María, el Padre putativo, el esposo casto, el justo, el Santo Protector de la Iglesia Universal.” Por Manuel Cerrato.