lunes, 31 de enero de 2022

Mons. Jorge Izaguirre: Jesús pide que surjan los profetas que hablen siempre con la verdad


Ayer, Monseñor Jorge Izaguirre; Obispo de la Prelatura de Chuquibamba, envió un contundente mensaje en la -homilía dominical- a la que nos tiene acostumbrados.

Miren ustedes la predicación de Jesús, no todos aceptan esta predicación y es rechazado por lo que dice, no aceptan su mensaje y provoca chispas. 

Jesús, sin embargo, se mantiene firme en su misión de Mesías (Hijo de Dios). Jesús tiene que cumplir su misión y camina sin miedo, confiando en Dios que lo envía. Jesús pide hoy a nosotros, que surjan los profetas veraces que hablen siempre con la verdad y que hablen con valentía, con autenticidad de vida.

Por experiencia, sabemos que, no siempre estamos dispuestos a escuchar lo que se nos dice. Claro que, cuando se nos dice algo agradable, cuando se nos reconoce nuestra valía, cuando nos alagan, entonces aceptamos las cosas, cuando nos llenan de flores, de reconocimientos, es fácil aceptar lo que nos dicen; pero, cuando alguien habla y nos hace saber algo que exige de nosotros un cambio en nuestras vida, en nuestra manera de pensar y de obrar, algo que nos incomoda; cuando alguien nos hace saber la verdad que necesitamos escuchar; entonces, cerramos oídos y nuestros corazones. 

La verdad a veces no es bien recibida. Por eso, necesitamos profetas hoy en la casa, en el hogar, en la familia, en el barrio, en el trabajo, también en la Iglesia. Aquellos hombres y mujeres que llenos del Espíritu y de la ciencia de Dios, nos digan lo que no queramos oír, lo que no queramos escuchar, aunque nos duela, que nos corrijan, que nos hagan saber las cosas cuando no las hacemos bien. Que no solamente recibamos los halagos y los reconocimientos, que también sepamos recibir las correcciones, que nos es fácil de recibirlas. 

Es bueno que alguien, mamá, papá, abuelo, tía, tío, un amigo de verdad, un sacerdote, nos recuerde los valores que a veces descuidamos y olvidamos; y que no practicamos. Cuando nos cuesta perdonar, cuando estamos siendo groseros con alguien, cuando estamos siendo irrespetuosos con alguien, cuando lanzamos un chiste de mal gusto, por racismo, desprecio a la persona, por su condición, color de piel, por su bagaje social, cuando alguien se atreve a hacer un chiste que deja mal a la mujer, alguien tiene que decir “Oye, esto no es tan agradable.” Alguien tiene que poner la cuota de verdad y lucidez, en medio de los momentos que a veces son momentos de oscuridad en nuestra vida.

Si alguien es egoísta o altanero, se nos tiene que recordar, si somos así, presumidos, egoístas, altaneros, sintiéndonos más que los demás, alguien nos tiene que decir que eso no es correcto. Que la persona humana, mientras más se exalta así misma queda peor; pero, mientras más humilde es, queda mejor. Entonces, necesitamos aquellos que corrigen; pero, es importante que cuando se trata de corregir, no se trata de hacerlo con la actitud del que es perfecto, del que lo tiene todo resuelto ¡no!, cuando corrijamos hay que hacerlo bien. La motivación es muy importante. 

Cuando corregimos a alguien para buscar su bien, si es que vamos a decir su verdad al otro solamente para sentirnos mejores que el otro, está mal la cosa; pero, cuando vamos con la intención, el deseo de que esta persona mejore, solo buscar su bien; entonces, está bien orientada nuestra corrección. 

Buscar el bien de los demás, siempre debe ser el camino, como Jesús nos enseñó y San Pablo no los ha recordado. Ese camino siempre es el amor. Que esa siempre sea nuestra motivación mayor, que hasta cuando corrijamos, lo hagamos con la ternura y los hagamos con el buen tino y con el buen sentido del amor por el otro, de preocupación sincera por el otro. Todo esto se aplica a todos nosotros. Todos debemos esforzarnos en vivir en el amor cristiano.