jueves, 16 de julio de 2020

Presidente de CEAS envía mensaje por el Día de las Personas Privadas de Libertad


Hoy, 16 de julio, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Virgen del Carmen y el Perú conmemora el Día de las Personas Privadas de Libertad.

Con motivo de este día, Mons. Jorge Enrique Izaguirre Rafael, Obispo de la Prelatura de Chuquibamba y actual presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social (CEAS), envió un mensaje dirigido a las personas privadas de libertad, a sus familias y al personal penitenciario, quienes han sido afectados por la crisis sanitaria a causa del COVID-19.

En un emotivo mensaje, el Presidente de la CEAS expresó su cercanía a todas las personas afectadas en el ‘mundo penitenciario’. «La pandemia les ha golpeado mucho a ustedes, no dejaremos de expresarles nuestra solidaridad y garantía que hemos sufrido, sufrimos y seguiremos sufriendo con sus sufrimientos, y nos alegraremos con sus gozos y alegrías», dijo.

Desde hace varios años, la Iglesia peruana, a través de la Pastoral de Cárceles, uno de los ocho programas de CEAS, viene realizando el anuncio del Evangelio y de Promoción Humana a favor de la persona encarcelada y de todos quienes participan en el sistema Penitenciario.

Este año, la situación en las cárceles del país se ha visto agravada por la pandemia, porque «ha puesto al descubierto las deficiencias del sistema carcelario y del sistema penal, dedicado esencialmente a mantener encerradas a las personas que el sistema judicial ha sentenciado con cárcel efectiva y por los años dictados», se lee en el documento firmado por Mons. Izaguirre.

Ante este panorama, el Obispo de Chuquibamba pidió al gobierno del Perú que «así como está asumiendo la necesidad de invertir económicamente y humanamente en salud, en educación y en otros sectores como la reactivación económica del país, así también, tenga presente a los grupos humanos más afectados por la pandemia, incluidas las personas encarceladas».

Al mismo tiempo, exhortó a los pastores y laicos, consagrados(as) y fieles, a renovar el compromiso por una sociedad justa y fraterna, al modo del profeta Isaías: “¡Cesen de hacer el mal, aprendan a obrar el bien, busquen la justicia, defiendan al oprimido, sean abogados del huérfano, defensores de la viuda” (Is. 1, 17).