sábado, 8 de diciembre de 2018

El valor más grande de una comunidad religiosa es la unidad



“La unidad tiene un fruto visible: la fraternidad. Si se quieren, si se cuidan, la congregación seguirá creciendo en santidad y también en apostolado. Por eso les agradezco mucho su fidelidad y les agradezco mucho su presencia en la Iglesia en todas sus obras, en los colegios, en las obras de caridad; siempre con ese espíritu franciscano y mariano”, expresó el Cardenal Juan Luis Cipriani al dirigirse a las religiosas de la congregación Franciscanas de la Inmaculada Concepción, en la Misa de acción de gracias por los 135 años de su fundación congregacional, el jueves 6 de diciembre.

Nuestra razón de ser es Cristo: Durante su homilía, el Arzobispo de Lima mencionó que el camino sencillo de todo cristiano es reconocer la realidad del demonio, la maravilla de la redención en Cristo y el modelo de esa humildad y ese gozo en María.

“La razón de ser nuestra, es Cristo. No es tan complicado. Es seguir a Cristo, buscar a Cristo, amar a Cristo. Eso es lo que nos enseña la Iglesia en todos los diferentes carismas; en Él está la verdad, la salvación y encontramos respuesta a todo. También nos dice que por su medio hemos heredado toda la grandeza de Dios”.

“No tengamos miedo a buscar la santidad, no tengamos miedo a las mil circunstancias de la vida. El Señor nos dice Yo estoy con ustedes”.



Animó a entregarnos a las manos de María en todo momento, de manera especial cuando estemos pasando por momentos difíciles.

“Que no te extrañe que en tu vocación y en tu vida con cierta frecuencia ese temor que se levanta cuando uno quiere hacer las cosas con sus manos. En cambio, si uno se abandona a las manos de María inmediatamente viene el Espíritu Santo, te da la fuerza y adelante”.

Si no hay unidad no hay vida: En otro momento, destacó la importancia de mantenerse siempre unidas como comunidad.

“Yo me atrevería a señalar la unidad, unidad en Cristo, unidad en María, unidad en la Iglesia, unidad con las directoras y superioras, unidad en el carisma. Si no hay unidad no hay vida. A todos nos cuesta. Todos tenemos una rebeldía de querer hacer su opinión y su punto de vista, pero sepamos acudir a la Virgen María.

Antes de finalizar la homilía, el Cardenal Cipriani agradeció a las religiosas franciscanas de la Inmaculada Concepción y pidió a la Virgen que las bendiga y las mantenga siempre unidas en su comunidad.

“Cuando hay ese gozo y esa fraternidad, todo camina bien. Felicidades y que Dios bendiga a las que están aquí y a las que están un poco lejos; y las que están en el cielo pues se unan y nos ayuden. El camino a la santidad es muy bonito, pero hay que atreverse, no hay que tener miedo”.
Concelebraron la Santa Misa, Mons. Nicola Girasoli, Nuncio Apostólico en Perú; Mons. Adriano Tomasi, OFM, obispo auxiliar de Lima; Mons. Lino Panizza, obispo de Carabayllo; Mons. Jorge Izaguirre, CSC, obispo prelado de Chuquibamba; así como sacerdotes franciscanos.



Hagan viva la unidad: 
Luego de la celebración eucarística, se llevó a cabo la sesión solemne y el desvelamiento de la placa recordatoria de los 135 años de fundación de la Congregación Franciscanas de la Inmaculada Concepción.

En este acto protocolar, el Cardenal Juan Luis Cipriani volvió a resaltar la importancia del valor de la unidad en Cristo, en su carisma y con la superiora general y miembros del Consejo.

“Esa unidad da mucho fruto. 
Y para hacer viva la unidad, la presencia de nuestra Madre, la Inmaculada Concepción, es garantía con su humildad de fortalecer la unidad. Puedo decirles que la impresión que tengo es que esta es la congregación religiosa más extendida que ha nacido en el Perú, la que más frutos ha dado y la que se mantiene fiel a su carisma. Por eso, las felicito y también les planteo el desafío de seguir adelante en esa huella de ser verdaderamente franciscanas de la Inmaculada Concepción, de vivir unidas en todas sus comunidades y de vivir esa cercanía con Jesús y con María”.



Fuente: Arzobispado de Lima