170.000 Arequipeños marcharon ayer entre cantos, bailes y sana algarabía por las calles del centro de Arequipa en el 10º Corso por la Vida y la Familia que se celebra todos los años, este año con particular importancia por la cercanía con las elecciones generales del próximo 10 de Abril y con las polémicas declaraciones del Arzobispo metropolitano, quien al término del Corso declaró y reafirmó su posición
El Corso por la Vida y la Familia de este año ha sido el más concurrido en la historia de Arequipa, que es considerada la segunda ciudad más importante de Perú, con una población departamental total de un poco más de un millón de habitantes, lo que significa un porcentaje de participación más alto que el de la capital.
Durante el Corso, se intercalaron los emblemáticos carros alegóricos, bandas, danzas folclóricas, instituciones de diverso tipo entre las que destacaron asociaciones cristianas no católicas, y grupos de todas las edades: desde ancianos que voluntariamente decidieron salir de sus asilos para defender la vida y la familia hasta infantes en cochecito, pasando por mujeres embarazadas y muchísimos jóvenes, quienes arengaban con los habituales cánticos provida y profamilia y, en este año por primera vez, con eslóganes en defensa de su Arzobispo, tan criticado en los últimos días.
Cabe recordar que hace una semana salió a la luz un polémico vídeo en el que el Arzobispo de Arequipa, Monseñor Javier del Río Alba, reafirmaba la enseñanza de la Iglesia sobre el aborto y el matrimonio homosexual, declarando que «no es moralmente lícito votar por un candidato que está promoviendo el aborto, que está promoviendo el matrimonio entre homosexuales», donde mencionó dos candidatos como ejemplos: «Hay candidatos que lo han dicho abiertamente (…) como Alfredo Barnechea, como Verónika Mendoza».
Al finalizar el Corso, al que asistieron también diversas autoridades civiles entre las que sobresalieron Juan Carlos Eguren, candidato al Congreso por Arequipa, y el Alcalde Provincial Alfredo Zegarra, Monseñor Javier concluyó la congregación varias veces interrumpido entre aplausos y aclamaciones de «¡Monseñor, valiente y veraz!» y «¡No nos callarán!»:
«Podemos correr el riesgo de asustarnos y de pensar que somos minoría, pero si (…) contabilizan todas las intervenciones que han estado a favor de nuestras palabras y las que están en contra, se van a dar cuenta que la gran mayoría está a favor. (…) ¿Qué tiene que decir una persona, qué le importa lo que yo digo en mi catedral si ni siquiera va a misa? (…)Gente que ni siquiera forma parte de la Iglesia Católica, que se han alejado hace muchos años y que hacen lo que quieren con su vida, no nos van a enseñar a nosotros cómo conducir nuestra Iglesia Católica. (…) Nuestro trabajo es quitarle al lobo el disfraz de oveja. (…) Estamos haciendo todo un movimiento que no es en contra de nadie, es un movimiento a favor de todos. (…) Solamente estamos en contra de la mentira, del engaño y de las presiones de la sociedad para formalizar situaciones que van contra la misma sociedad. (…) ¡No nos callaràn!».
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